Ganado: seis toros de Buenavista, terciados y muy nobles, a excepción del sexto, de sosa embestida, destacando sobre el resto el lidiado en quinto lugar.
Javier Conde: pinchazo hondo y un descabello (silencio); y dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo).
Daniel Luque: pinchazo hondo y un descabello (ovación); y estocada (dos orejas).
Julio Benítez ´El Cordobés Hijo´: estocada trasera y tendida (una oreja); y pinchazo y estocada (silencio tras un aviso).
Plaza: Los Donceles (Lucena). Un cuarto de entrada escaso en tarde de temperatura agradable.
Javier Conde: pinchazo hondo y un descabello (silencio); y dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo).
Daniel Luque: pinchazo hondo y un descabello (ovación); y estocada (dos orejas).
Julio Benítez ´El Cordobés Hijo´: estocada trasera y tendida (una oreja); y pinchazo y estocada (silencio tras un aviso).
Plaza: Los Donceles (Lucena). Un cuarto de entrada escaso en tarde de temperatura agradable.
Tras la suspensión del pasado año por motivos meteorológicos, la de ayer domingo era la primera vez que el flamante coso de Los Donceles albergaba un espectáculo taurino coincidiendo con el día grande de Lucena, el de la salida procesional de su patrona, la Virgen de Araceli. Y por la escasa respuesta de público, amén de otros motivos, entre ellos un cartel no excesivamente atractivo, se comprobó que la tradición manda y que o se cambia de fecha para sucesivas ediciones o se anuncia una terna con mayor tirón popular.
Pero si mucho fue el cemento que ayer quedó sin cubrir en el coso lucentino, también fue mucha la nobleza y buen juego del encierro de Buenavista --que sustituía al anunciado de Aldeaquemada--, ejemplares que, pese a sus hechuras anovilladas, en la mayoría de los casos estuvieron muy por encima de los toreros, a excepción del soso sexto, que no entró en ningún momento en la pelea que le planteaba Julio Benítez. Los cinco restantes siguieron los engaños sin vacilar, destacando sobre el resto de sus hermanos el segundo del lote de Daniel Luque, de nombre Nostálgico , al que el joven diestro de Gerena cuajó una buena faena de muleta.
Ya en el inicio se vio como el toro tomaba los engaños con nobleza, repitiendo cada vez que Luque le ofrecía la muleta, dejando a continuación una buena tanda con la derecha, en la que bajó la mano con mucho temple. Una pena que después se dejara enganchar al finalizar cada pase y que con la izquierda no acabara de acoplarse, de ahí que decidió volver al pitón derecho, recetando tres larguísimos derechazos, casi circulares, a cámara lenta, que sirvieron para que la faena levantara el vuelo definitivamente. Mucha quietud por parte de Luque en el parón del toro en mitad del circular invertido con el que inició otra tanda muy templada con la diestra, cambiando de mano y ligando, ya con el toro totalmente entregado, un ramillete de naturales. Su acierto con los aceros puso las dos orejas en sus manos y, de paso, la salida por la Puerta de Córdoba.
Pero si a este quinto de la tarde Luque consiguió ganarle finalmente la partida, no ocurrió lo mismo con el primero de su lote, otro noble ejemplar de Buenavista que fue perdiendo fuelle poco a poco en una faena con detalles pero sin consistencia.
Por su parte, Julio Benítez no pudo regalar a su padre, que siguió las evoluciones de la lidia desde un burladero del callejón, una salida a hombros en el día de su 72 cumpleaños. La rozó con la yema de los dedos y de haber estado más certero con la espada en el que cerraba plaza, en el que los pitones rozaron varias veces la chaquetilla en una electrizante tanda de rodillas, lo hubiera conseguido. En su primero, al que recibió con una larga cambiada de rodillas, Benítez manejó con temple la muleta, ligando varias tandas con la derecha en las que clavó literalmente las zapatillas en el albero, series con mucha quietud, que no supo explotar de cara a los tendidos, al mostrarse un tanto distante y frío.
Dos orejas para Luque, que supo aprovechar el mejor toro de la tarde, y otra para Julio Benítez, mientras Javier Conde se fue de vacío por sus propios méritos. Faena con altibajos del malagueño en el que abría plaza, con muchos tiempos muertos entre serie y serie, mientras que en su segundo, en el que cuajó varias tandas con la derecha bajando la muleta y templando con gusto, Conde recurrió a su artificiosa y casi teatral concepción del toreo, finalizando de esa particular manera una tarde en la que el ganado estuvo por encima de la terna.
P.D. Crónica publicada en Diario CÓRDOBA (05/05/2008)
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