FICHA DEL FESTEJO
Ganado: tres novillos de Soto de la Fuente (primero, segundo y sexto bis) y tres de Chamaco (tercero, cuarto y quinto), bien presentados y de juego desigual, destacando por su juego el lidiado en cuarto lugar, de nombre “Indiano”, aplaudido en el arrastre al igual que el quinto.
Santana Claros: estocada tendida (una oreja); y estocada (dos orejas).
Calerito: media estocada (oreja tras aviso con fuerte petición de la segunda); y dos pinchazos y estocada (dos orejas tras aviso).
González-Écija: estocada caída (dos orejas); y estocada (oreja tras aviso).
Cuadrillas: Destacó especialmente Curro Robles, tanto en dos buenos pares al tercero de la tarde, por los que se desmonteró, como en la lidia del que cerraba plaza.
Plaza: Monumental Coso de Las Canteras (Priego). Algo más de un cuarto del aforo permitido en tarde de temperatura agradable. Antes de romper el paseíllo, se interpretó el himno nacional como viene siendo habitual desde el inicio de la pandemia sanitaria.
Reparto de trofeos en la primera de las semifinales del Circuito de Novilladas de Andalucía celebrada ayer en Priego, en un festejo en el que los tres acartelados dieron sobrados argumentos de su presencia en este último peldaño previo a la gran final.
Pese al aguacero que descargaba en Priego unas horas antes del inicio de la novillada, impulsada por la Fundación Toro de Lidia con el respaldo de la Junta de Andalucía, al albero del más que centenario Coso de Las Canteras presentaba un perfecto estado, algo que no ocurrió con los tendidos, en los que no se llegó, ni de largo, a la media entrada del aforo permitido, por lo que su aspecto volvía a ser desalentador, pese a lo económico de los precios.
Como detalle, destacar el debut en el palco presidencial de Jesús Sánchez, al que no le tembló la mano en ningún momento, devolviendo incluso el sexto novillo, y mostrándose firme ante algunas peticiones de trofeos, en las que el paisanaje de los actuantes se hizo notar. En su debe, no haber visto el magnífico juego que ofreció el novillo de Chamaco lidiado en cuarto lugar, de nombre “Indiano”, herrado con el número 44, que acudía presto a los engaños mostrando una gran fijeza.
Y centrándonos en el desarrollo del festejo, en las estadísticas quedará para la posteridad que se cortaron nueve orejas, tres para cada uno, que en el caso de Calerito pudieron ser más trofeos de haber estado más certero con la espada en el segundo de su lote, un bravo novillo de Chamaco, con el que cuajó la actuación más redonda de la tarde y que de salida protagonizó uno de los momentos de más tensión de la tarde, cuando en en una larga cambiada, se paró en seco ante el novillero y lo cazó, zarandeándolo en unos segundos que se hicieron interminables.
Recompuesto del susto, con la muleta, toreó con mucho gusto tanto por la derecha, con templados muletazos de largo viaje, como cuando tomó los engaños con la zurda para dejar varias tandas de pellizco, pases del desprecio y adornos, para terminar con unos ajustados estatuarios con los que rubricaba una gran faena.
En el primero de su lote, la presidencia, acertadamente, no concedió la segunda oreja solicitada por el público tras una actuación de auténtico enfermero ante el débil ejemplar de Soto de la Fuente, en la que destacaron varias tandas aisladas con la derecha.
Por su parte, Santana Claros, que llegaba a Priego con la máxima puntuación en la fase clasificatoria, dejó también una grata impresión ante el segundo de su lote, un bravo y colaborador novillo de Chamaco, al que se le ninguneó desde el palco una más que merecida vuelta al ruedo. Faena que tras un buen trasteo, se estructuró en varias tandas por el pitón de derecho rematadas con interminables pases de pecho, alcanzando también altas cotas por el izquierdo, aunque en este caso con una menor rotundidad.
En su primero, Santana Claros no pasó de las probaturas y algún pase suelto, tomando excesivas precauciones tras las reiteradas coladas por el pitón izquierdo del novillo de Soto de la Fuente.
Completaba la terna de esta primera semifinal González-Écija, que cuajó una buena faena en el primero de su lote, en este caso perteneciente al hierro Chamaco. Actuación muy en novillero, como se diría en el argot, para evitar que su oponente, que comenzó a rajarse a las primeras de cambio, se desentendiera de la pelea que le planteaba, tirando de repertorio, pese a su juventud, cuando el animal se arrinconó en tablas. La buena estocada y los paisanos que se habían desplazado a Priego pusieron en sus manos las dos orejas, tal vez excesivas. En el que cerraba plaza, un sobrero de Soto de la Fuente que sustituía al titular de la misma ganadería, el novillero de Écija volvió a ponerlo todo de su parte, ante la nula colaboración de su oponente, recibiendo como premio otra oreja, que completaba el triplete de trofeos.