Ganado: Cinco toros de Condessa de Sobral y uno de Torrestrella, lidiado en cuarto lugar, bien presentados pero desiguales entre sí, embistiendo a arreones y sin ninguna clase.
Rey Vera: Pinchazo y estocada (silencio); y estocada atravesada y dos descabellos (silencio).
Sergio Sanz: Seis pinchazos y catorce descabellos (silencio tras un aviso); y dos pinchazos saliendo cogido, media estocada de Rey Vera, y nueve descabellos del matador del propio Sanz (ovación al ser retirado a la enfermería tras un aviso).
Curro Jiménez: Dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo tras petición insuficiente de oreja); y estocada sin puntilla (una oreja).
Cuadrillas: Rafael Figuerola estuvo muy acertado con los palitroques en el segundo, mientras que Rafael Gago saludó montera en mano tras colocar dos buenos pares al quinto.
Plaza: Los Califas (Córdoba). Un cuarto de entrada en tarde de temperatura agradable.
Incidencias: Sergio Sanz sufrió durante la lidia del segundo de su lote "una herida por asta de toro en el tercio medio del muslo derecho que interesa piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis del músculo vasto interno con una trayectoria ascendente de 15 centímetros y otra descendente de cinco centímetros. Se sutura y drena, y pasa a su domicilio. Pronóstico menos grave". Por su parte, Rafael Gago fue atendido de contusiones y erosiones múltiples tras la voltereta que sufrió mientras lidiaba al segundo de la tarde.
Algo menos de seis meses después de su alternativa en Jaén, el prieguense Curro Jiménez volvía a tocar pelo el pasado sábado, ya como matador de toros, en el festejo benéfico celebrado en Córdoba. La estocada, algo trasera pero que provocó la muerte instantánea del que cerraba plaza y el carácter bullidor que el joven matador demostró durante la lidia de sus dos ejemplares, fueron argumentos más que suficientes para la oreja que lo convirtió en el triunfador de un festejo pobrísimo desde el punto de vista artístico y en el que tampoco respondió el público.Una pena ese cuarto de plaza, habida cuenta del trabajo de la Cruz Blanca con los discapacitados físicos y psíquicos, entidad a la que irán destinados los pocos beneficios obtenidos en un festejo que tampoco pasará a la historia precisamente por su nivel artístico, debido al nulo juego del ganado lidiado, de bonita estampa eso sí la mayoría de los ejemplares, aunque todos muy sosos en la embestidas, mansos algunos de ellos, sin clase y muy complicados, ante el que la terna, compuesta por tres matadores cordobeses no muy placeados, nada pudo hacer.
Ante semejante material, Curro Jiménez, que se vestía de luces por vez primera desde su alternativa y al que se le vio un tanto nervioso en sus dos oponentes, fue el mejor parado. En su primero, de nombre Culatra, de 570 kilos y unas respetables defensas, vimos al prieguense como en su etapa de novillero, con muchas ganas de agradar tanto en el capote, recibiendo con una larga cambiada y varias verónicas en los medios, como con la muleta. Tras brindar al hermano Manolo, Jiménez comenzó la faena de rodillas, para luego dejar varias tandas con la derecha bajando la mano e intentando parar a un toro que salía muy suelto en cada pase. Sin ligazón y a trompicones, persiguiendo al astado por toda la plaza, el de Priego fue montando una faena a la que le faltó un puntito de tranquilidad por parte del torero, que por momentos atosigó a un animal que tenía los pases contados antes de comenzar a rajarse, como finalmente ocurrió. Aún así, de haber acertado con los aceros a la primera, la oreja la tenía más que ganada por el esfuerzo, entrega y voluntad que el joven matador derrochó en toda la faena.
En el segundo de su lote, de nombre Marqués, 595 kilos y cinco años y medio de edad, el de Priego estuvo correcto, sin más, con una faena de corte similar aunque con algo menos de nervio, en la que destacaron varias tandas por el pitón derecho, dando mucho sitio al toro, en las que consiguió templar la embestida de su oponente, toreándolo siempre con muletazos largos. Lo intentó por el izquierdo pero la brusca embestida del animal hizo que cambiara nuevamente a la diestra, recurriendo a otra tanda de rodillazos y desplantes que calaron en el tendido. Una pena que el público estuviera más pendiente de la banda de música que amenizaba el espectáculo que de lo que estaba ocurriendo en el ruedo, porque de lo contrario, y tras el estoconazo que Curro Jiménez recetó a su oponente, el tendido se hubiera poblado de pañuelos y el presidente, que ya racaneó al negar el trofeo solicitado para el prieguense en su anterior toro, se hubiera visto obligado a conceder las dos orejas.
Pero si Jiménez fue el triunfador numérico del festejo por los argumentos ya descritos, el mejor toreo lo puso Sergio Sanz, tanto con el capote, como con la muleta, aguantando en su primero los parones del toro a mitad del muletazo con una gran entereza, perdiendo los trofeos por sus excesivos fallos con la espada. En su segundo, al que lanceó con mucho gusto a la verónica, más de lo mismo, mucho aplomo y firmeza con la muleta ante un ejemplar que avisó en varias ocasiones por el pitón izquierdo, y al que recetó varias tandas con la diestra de mucha enjundia, rematadas con largos pases de pecho. Con el triunfo en la mano, el de Ciudad Jardín volvió a fallar con los aceros, resultando cogido en su segundo intento, por lo que tuvo que ser retirado a la enfermería, de la que pocos minutos después salio por su propio pie para acabar con el animal.
Una verdadera pena pero no es la primera vez ni será la última que un triunfo importante se escape por el mal uso de la espada y en este caso Sergio Sanz tiró por la borda lo que pudiera haber sido un espaldarazo definitivo para su carrera.
Por su parte Rey Vera, ante un lote nada apropiado para su concepción del toreo, recibió con un buen saludo capotero al que abría plaza, dejando luego varias series con la derecha de muy buena ejecución, que no fueron suficiente para que la faena levantara el vuelo. En su segundo, nada pudo hacer el de Córdoba ante un toro que tras el tercio de banderillas se atrincheró en las tablas y de allí no se movió hasta que las mulillas lo retiraron al desolladero.