A colación de la última entrada que Salvador Giménez ha publicado en su siempre interesante blog
Córdoba Taurina, repasando la hemeroteca he caído en la cuenta de que en nuestra provincia, en la inmensa mayoría de las inauguraciones de sus cosos taurinos, se ha contado con una destacada presencia cordobesa, tanto en el aspecto ganadero como en el de los espadas actuantes.
Una de esas excepciones es curiosamente la plaza más longeva en estos momentos, Cabra, que abría sus puertas al público el 24 de junio de 1857 con un cartel de lujo para la época, integrado por Francisco Arjona Guillén “Cúchares” y Antonio Sánchez “Tato”, madrileño y sevillano respectivamente, que lidiaron reses de Agustín Salido, de Moral de Calatrava (Ciudad Real).
La primera plaza de la provincia que celebraría su inauguración oficial con una destacada presencia cordobesa sería la de Priego, que el 7 de agosto de 1892, con reses de Miura, acogía un festejo en el que tomaban parte Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, primer Califa del Toreo, y Rafael Bejarano Carrasco “Torerito”.
En 1912, en concreto el 25 de agosto, el coso de Los Llanos, en Pozoblanco, abría sus puertas al público con otra corrida en la que el cordobés nacido en El Viso Fermín Muñoz “Corchaíto” hacía el paseíllo, junto a Martín Vázquez y toros de la viuda de Soler-Lisazzo, mientras que dos años después, y sin salirnos del norte de la provincia, en Belmez, el 8 de septiembre de 1914, Manuel Rodríguez “Manolete” (padre) y Francisco Posada Carnerero estoqueaban 6 ejemplares de Campos Varela en la apertura de su hoy centenaria plaza.
Algo menos de una década después, el 16 de abril de 1922, Lucena inauguraba su antigua plaza, de la que desconocemos su cartel pero a buen seguro contaría con presencia cordobesa.
Tras el paréntesis que supuso la Guerra Civil, en 1951, en concreto el 7 de octubre, Montoro inauguraba su nueva plaza de toros, con otro cartel en el que destacaba la presencia de los cordobeses Rafael Soria Molina “Lagartijo” que tomaba la alternativa, y José María Martorell, que estoquearon reses del Duque de Pinohermoso.
Tal vez uno de los festejos más netamente cordobeses, en lo que a inauguraciones de plazas en la provincia se refiere, sea el celebrado el 9 de mayo de 1965 en la capital, coincidiendo con la inauguración de Los Califas, para el que se programó un festejo a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer en el que hicieron el paseíllo Manuel Benítez El Cordobés, José María Montilla y Zurito, que aquella tarde se enfrentaron a seis astados de Carlos Núñez.
Habría que esperar diecisiete años para asistir a la apertura de otra plaza de toros en nuestra provincia, en este la de Dos Torres, que es la única que lo hacía con un festival mixto, en concreto el 16 de octubre de 1982, actuando el rejoneador Antonio Vacas, y a pié, José María Martorell, Fermín Vioque y Rafael Gago, que lidiaron novillos pertenecientes a Torrestrella y Torrealta. Como curiosidad, la de Dos Torres es hasta el momento el único coso de la provincia que abría sus puertas al público de manera oficial con un festival taurino.
Un año después, en concreto el 6 de agosto de 1983, llegaría el turno de la plaza de Villanueva, donde José María Manzanares, Antonio Sánchez Puerto y Tomás Campuzado realizaron el primer paseíllo en el flamante coso jarote, lidiando un encierro de Alejandro García Martín, por lo que es, junto al antes comentado caso de Cabra, la única plaza de la provincia en cuya inauguración no han participado ni toreros cordobeses ni reses de algún hierro de nuestra provincia.
La penúltima inauguración oficial de una plaza de toros que se ha producido en Córdoba, al margen de las reinauguraciones, de las que posteriormente también hablaremos, fue la de Benamejí, en la que el 11 de septiembre de 1985 sonaban por vez primera clarines y timbales para anunciar el comienzo de un festejo en el que actuaron Rafael González “Chiquilín”, Manuel Díaz “El Cordobés” y Javier Conde, que estoquearon reses de la ganadería cordobesa de Ramón Sánchez.
Finalmente, el 16 de julio de 2006, tenía lugar la inauguración de la nueva y flamante plaza de toros de Lucena, Los Donceles, organizándose para la ocasión un festejo en el que junto a Hermoso de Mendoza, tomaron parte Enrique Ponce, Juan Serrano “Finito de Córdoba” y Manuel Díaz “El Cordobés”, lidiándose en aquella ocasión reses de Santiago Domecq.
Y como hemos comentado, tanto en el caso de las inauguraciones como en el de las reinauguraciones o más correctamente reaperturas, tras importantes actuaciones y obras de consideración, cabe reseñar la presencia de espadas o ganaderías cordobesas, como fue el caso de Montoro en 1993, con Palomo Linares, El Soro y Chiquilín; Pozoblanco, en 2001 con Enrique Ponce, Víctor Puerto y Rivera Ordóñez, lidiándose en esta ocasión reses del hierro cordobés de Jaralta; y Priego, donde el 20 de marzo de 2011 Rivera Ordóñez, El Fandi y el prieguense Curro Jiménez hacían el primer paseíllo tras la profunda intervención a la que fue sometido el coso de Las Canteras, lidiando reses de Yerbabuena y Mari Carmen Camacho. La única reapertura de plazas cordobesas de las últimas décadas en la que no se produjo presencia cordobesa de ningún tipo fue la de Belmez, ya que el cartel de aquel 8 de septiembre de 2007 lo integraron Julio Aparicio, Javier Conde y Sebastián Palomo, que lidiaron reses de Alcurrucén.
Tras este intenso recorrido y a modo de conclusión, podemos afirmar que a excepción de las plazas de Cabra y Villanueva, en las restantes inauguraciones de los cosos de la provincia tomaron parte diestros o reses pertenecientes a ganaderías cordobesas, manteniéndose esta tendencia en la mayoría de las reaperturas que se han venido produciendo desde la década de los noventa.
De ahí que a las puertas de otra inauguración, como es el caso del Coliseo de Almedinilla, sería hasta cierto punto conveniente mantener esta presencia cordobesa en el cartel para una fecha tan señalada, aunque de confirmarse lo que ya se barrunta en distintos foros y mentideros taurinos, en lugar de presencia cordobesa, la provincia de Cádiz será abrumadoramente mayoritaria.
Aún hay tiempo de enmendar este entuerto y seguir apostando por lo nuestro, ya que si nosotros mismos no apoyamos ni apostamos por el terruño y su gente, desde mi modesta opinión, no vendrá nadie de fuera a hacerlo.