lunes, 10 de agosto de 2009

CUMPLEAÑOS FELIZ (2ª PARTE)

Siguiendo con la serie de entregas que inicié el pasado viernes, centradas en el 117 cumpleaños de la plaza de toros de Priego, os dejo parte de un interensantísimo artículo, publicado por José Luis Gámiz Valverde en la primera época del periódico local ADARVE (Año XIII, números 622-23), en el que hace una magnífica descripción de lo que fue aquel 7 de agosto de1892, así como el desastre del festejo del 3 de septiembre de aquel mismo año.

"Se esperaba con ansiedad la famosa inauguración de la Plaza de Toros de Priego. Desde principio de verano de ese año 92 no se hablaba por todos sitios de otra cosa. Y llegó al fin la deseada fiesta, que marcó un hito esplendoroso en los anales de la ciudad.
La noche del 6 de Agosto, víspera de la inauguración, rebosaba Priego de forasteros. Pasaban de tres mil. Entre los llegados de Sevilla y Córdoba se encontraban el General Sánchez Mira, el Marqués de Santa Rosa, el Conde de Cárdenas y el Gobernador Civil de la provincia D. Antonio Castañón y Faés.

El 7 de Agosto fue un día memorable para Priego, y se cumplía el segundo aniversario también de la famosa corrida del Nazareno en que toreó «Guerrita». Mas si ésta fue buena aquella no le iba a la zaga. En los hermosos carteles que cuajaban la ciudad y las limítrofes se decía que «Con superior permiso, presidida por el Excelentísimo Sr. Gobernador Civil de la provincia y si el tiempo no lo impide, tendrá lugar en la tarde del domingo 7 de Agosto de 1.892 una gran corrida de toros de muerte, lidiándose seis escogidos de cinco años cumplidos, de la renombrada ganadería del Excmo. Señor D. Antonio Miura, vecino de Sevilla, para ser toreados y muertos a es toque por los diestros de gran valía Rafael Molina “Lagartijo” y Rafael BejaranoTorerito”. La silla de palco valía 12'10 pesetas, lo barrera 8'10, la grada cubierta 5 60, la última grada de tendido 6'10 el tendido de sombra 5'10 y la entrada de sol 3'10.


En aquella memorable tarde inaugural presentaba la Plaza de Toros de Priego un aspecto brillantísimo. El público ocupaba totalmente todas los localidades y las damas en los palcos, engalanados con alegres mantones de Manila, daban la nota de belleza y de simpatía dentro de aquel conjunto humano de abigarrados colores, que presenciaba lleno de contento todos los lances toreros de aquellos dos colosos maestros que brillaron en la historia de la tauromaquia de todos los tiempos El ganado fue estupendo, resultando muertos cinco jacos e ingresando, en la cárcel un espontáneo que logró poner un par de banderillas.

Un día grande para la fiesta nacional, en el marco de la nueva Plaza de Priego, cuya corrida nos la describe también con el seudónimo de «Ojeba» el corresponsal del diario de Córdoba en una «carta» firmada dirigida al periódico, en cuya crónica se dice que el constructor de la Plaza fue D. Manuel Arjona Serrano y que no hace la descripción del coso «por haber publicado ya una muy primorosa su buen amigo el Sr. Valverde». Termina el corresponsal diciendo que «había tanta gente en Priego, con la entrada de unos 3. 000 forasteros, que más parecía lo ciudad Lourdes o Covadonga».

El dueño de la Plaza y empresario a pesar del coste bien crecido de tan buen espectáculo obtuvo una utilidad superior a las 7.000 pesetas.

Pocos días después y con motivo de la Real Feria y Fiestas de Septiembre hubo otra gran corrida de toros, que por una serie de circunstancias tan fortuitas como lamentables resultó desastrosa para la empresa que perdió más de lo que había ganado en la corrida inaugural. Los matadores anunciados eran Rafael Guerra «Guerrita», de Córdoba, y Antonio Reverte Jiménez, «Reverte», de Alcalá del Río, y los seis toros de cinco años cumplidos, de «la muy renombrada ganadería del señor don José A. Adalid, de Sevilla», según rezaban los carteles. Los precios eran iguales a los de la corrida anterior; pero a última hora telegrafió «Guerrita» desde Daimiel diciendo que el día anterior— el 2—al saltar la barrera en aquella plaza manchega hablase clavado una astilla en la mano que le impedía matar, enviando para sustituirle a «Almendro». Este desencanto unido a una tormenta que si no estalló estuvo amagando todo el día hizo que la mayor parte del público no fuera a la plaza, resultando la fiesta un fracaso de animación y de taquilla. No obstante «Reverte» y los toros de Adalid cumplieron bien".


FOTOGRAFÍA: Rafael Molina "Lagartijo" y Rafael Bejarano "Torerito"

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