FICHA DEL FESTEJO:
Ganado: Cinco erales de Julio de la Puerta y uno de Astolfi, de escasa presentación y juego desigual, siendo colaboradores en general.
Ferrer Martín: rejonazo (dos orejas).
Canales Rivera: estocada atravesada que asoma (dos orejas).
Julio Benítez: estocada (dos orejas y rabo).
Javier de la Concha: estocada (dos orejas).
Juan C. Dorado: media estoada, estocada caída y un descabello (una oreja tras aviso).
Joselito de Córdoba: media estocada y estocada (una oreja tras dos avisos).
Plaza: Benamejí. Casi tres cuartos de entrada en tarde de temperatura agradable.
CRÓNICA:
Regresaron los festejos taurinos a Benamejí después de muchos años y lo hicieron con un festival mixto en el que se repartieron un total de 12 trofeos y, lo más importante, el numeroso público que se dio cita en el coqueto coso de la localidad de la Subbética se entretuvo, que, a fin de cuentas, es un aspecto que merece una valoración más que positiva.
Y es que, al margen de la paupérrima presentación del ganado lidiado, eralitos que en algunos casos, como el que cerraba plaza, tenían aspecto de añojos, merece la pena destacar las actuaciones de los seis acartelados, sobresaliendo en este sentido por su conjunto las de José Antonio Canales Rivera y Julio Benítez, en la que era su primera actuación en nuestra provincia de la mano de Rafael González Chiquilín, su apoderado en esta nueva etapa profesional del rubio matador de toros cordobés.
Y a fe que se le notó la mano de Chiquilín en algunos pasajes de su actuación con la muleta, con la que dejó varias tandas por el pitón derecho muy templadas y reposadas, recurriendo a los desplantes y una tanda de rodillas en la que aguantó, sin inmutarse, varios parones de su oponente.
Muy bien este "nuevo" Julio Benítez, al que tendremos que ver con ganado de mayor entidad para constatar ese cambio este domingo apreciado en Benamejí, al igual que también estuvo más que correcto Canales Rivera, que reaparecía tras su percance el pasado 26 de agosto en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), manejando con mucho gusto la muleta cuando toreó con la derecha, así como en unos interminables circulares.
Del resto de integrantes del cartel, el rejoneador Martín Ferrer mostró su dominio de las cabalgaduras, particularmente en varias banderillas al quiebro, no llegando a calar en exceso su actuación en los tendidos ante la poca entidad del ejemplar que abría plaza, y que, paradójicamente, luego fue el mejor presentado de todo el encierro.
Por su parte, Javier de la Concha, ante un eral con bastante peligro, como se constató en el tercio de banderillas, dejó destellos en varias tandas por el pitón derecho, en una faena de más a menos a la que le faltó cierta intensidad.
En el caso de Juan Carlos Dorado, que recibió una fea voltereta al recibir a portagayola a su oponente, su voluntad a prueba de bombas no pudo ocultar los errores lógicos de su falta de oficio, realizando una faena que se alargó en demasía, mientras que Joselito de Córdoba, ante un escurrido y justo de fuerzas ejemplar de Astolfi, bastante tuvo con hacer de enfermero e impedir que su oponente diera de bruces en el albero, recurriendo en el final de su actuación a las cercanías como último recurso para que su actuación levantara el vuelo, algo que no ocurrió.
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