sábado, 7 de septiembre de 2013

EL MAL USO DE LOS ACEROS PRIVA A LOS ESPADAS DE UN SONORO TRIUNFO





FICHA DEL FESTEJO:
Ganado: seis toros de Jaralta, dos de ellos para rejones, faltos de remate y desigualmente presentados (segundo y tercero anovillados), destacando por su juego el lidiado en quinto lugar, aplaudido en el arrastre.
David Gomes: pinchazos y rejón trasero y contrario (una oreja); y pinchazo y rejón (una oreja con petición de la segunda).
Andrés Luis Dorado: pinchazo, media estocada y cinco descabellos (silencio); y pinchazo, dos medias estocadas, estocada y dos descabellos (una oreja).
José Ramón García Chechu: estocada caída y tendida y dos descabellos (una oreja); y cuatro pinchazos y una estocada (silencio).
Plaza: Cabra. Algo menos de media entrada en tarde de temperatura agradable.


La llamada suerte suprema, sin lugar a dudas el momento culmen de la lidia, se ha convertido esta tarde en Cabra en la protagonista de una entretenida tarde en la que, de no haber sido por el mal uso que los acartelados hicieron de los aceros, el resultado numérico del tradicional festejo celebrado con motivo de la feria en honor a la patrona egabrense hubiera sido bien distinto.
Errores al entrar a matar que emborronaron en buena medida la actuación de los dos espadas y el rejoneador que hoy han hecho el paseíllo en el más que sesquicentenario coso de la Avenida de la Constitución, de manera especial en el caso del cordobés Andrés Luis Dorado, que tiró por la borda un triunfo de peso tras realizar una gran faena a un bravo ejemplar de Jaralta, al que desde la presidencia se le ninguneó una más que merecida vuelta al ruedo, después de haber derrochado bravura y codicia durante la lidia. Un animal que arregló en parte el desigual encierro de Jaralta, tanto en la presentación, con varios toros escurridos de carnes y sin remate, como en el comportamiento.
Gran toro este Estirado, con el que Dorado volvió a dar otra lección de buen toreo de muleta, con un trasteo genuflexo de mucho empaque, al que siguieron tres tandas por el pitón derecho rematadas con interminables pases de pecho, para acto seguido cambiar de mano y dejar los mejores pasajes de la tarde con series de naturales de verdadera enjundia y gusto, rematando con otra tanda rodilla en tierra y unas ajustadas manoletinas. Bien Dorado, que ayer volvió a demostrar en Cabra la verdadera dimensión de su toreo con el único lunar, queda dicho, del mal uso de la espada, que le privó en este segundo de su lote de los máximos trofeos y que también le restaron una oreja en su primero. En éste, tras un buen saludo capotero, con la pañosa Dorado volvió a cogerle el aire en los primeros pases del trasteo, para luego ir construyendo una faena compacta, de buena ejecución, a la que le faltó un poco más carbón para levantar el vuelo.
Similar calvario con los aceros sufrió José Ramón García Chechu, que cuajó una faena muy trabajada a su primero, un toro muy huidizo y rajado al que había que torear con la muleta pegada al hocico, desplegando todo un repertorio de adornos cuando conseguía ligar una tanda, algo verdaderamente complicado. En el que cerraba plaza, el madrileño anduvo algo perdido y con muchas probaturas ante un toro que se desinfló pronto, pese a que en el trasteo y la primera tanda el animal embestía con cierta codicia.
Completaba el cartel el rejoneador portugués David Gomes, que lejos de los cánones del rejoneo luso, ofreció un concepto más directo del toreo a caballo, siendo en conjunto sus dos actuaciones del agrado del respetable, que puso en sus manos dos de las tres orejas que se cortaron en el festejo, en parte porque pese a que tampoco fue su tarde con los aceros, al menos estuvo más acertado que sus compañeros, lo que, en definitiva, le valió para abandonar la plaza a hombros, mientras ellos lo hacían a pie, seguramente acordándose de ese tercio final de la lidia.

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