Nunca me ha gustado aquella máxima según la cual resulta harto complicado ser profeta en la tierra que te ha visto nacer. Y digo que no me simpatiza porque no entiendo como sigue pasando esto en una cultura en la que, históricamente, el casi mandamiento del “haz el bien y no mires a quién” nos lo han inculcado desde chiquitos, en la familia, en el colegio y hasta en
Viene al caso esta pequeña reflexión inicial por la situación
en la que se encuentran dos novilleros con caballos prieguenses que, si no
cambian mucho las cosas, algo que veo complicado por las noticias que me están
llegando de fuente de mucha solvencia, este año no actuarán ante sus paisanos
en la próxima Feria Real.
Resulta paradójico que el Coso de Las Canteras sea de titularidad
municipal, vamos que lo pagamos todos los prieguenses, que su reforma se
costease con un buen pellizco procedente de la Junta y se completara con una
aportación del Ayuntamiento, o sea con la aportación de los contribuyentes, y
que dos vecinos de Priego, que para colmo son novilleros, no tengan ni una sola
oportunidad en su plaza, porque como prieguenses que son, algo que les puedo
asegurar que llevan a gala, también es suya y aportaron su granito de arena en
la rehabilitación.
Soy perfecto conocedor de la delicada situación que
atraviesa el escalafón novilleril, con escasos festejos y los situados en estos
momentos en la parte alta con menos de 10 actuaciones a mediados de julio. Sin
ir más lejos, este año tuvimos un claro ejemplo de lo comentado en la feria de
Córdoba, donde por vez primera en muchos años no se programó una novillada
picada, pese a que en la provincia existen novilleros suficientes como para
montar dos carteles. Está visto y comprobado que a las empresas se les erizan
los pelos cada vez que escuchan hablar de una novillada picada, argumentando
que en la mayoría de las ocasiones, son ruinosas.
Pero claro, si a los novilleros no se les dan oportunidades,
¿qué ocurrirá dentro de una década?. ¿Sólo podrán tomar la alternativa aquellos
que puedan costearse, vamos pagando de su bolsillo, un par de docenas de
festejos?. ¿Tendremos toreros sólo “fabricados” por las grandes casas empresariales
que manejan el cotarro?.
Y si ocurriera ésto, ¿para qué sirven las escuelas de tauromaquia,
algunas subvencionadas con dinero público?. ¿Para qué tanto y tanto chaval
entrenando y alimentando la ilusión de convertirse un día en figura del toreo?.
¿Cómo dar continuidad a estos chavales que salen de las Escuelas y se quedan en
el camino por la falta de novilladas?.
La cuestión no es baladí y creo que merecería una seria y
profunda reflexión por parte de todo el sector, porque de seguir así las cosas
y como he dicho mil y una vez, ésto se acaba y bien prontito, aunque algunas
cabezas pensantes nos hagan creer lo contrario.
Pero volvamos al tema de los novilleros prieguenses.
De buena tinta sabemos que los resultados económicos hacen
que una cosa se valore de tal o cual manera. Pongo un ejemplo. La corrida de
los Miuras en abril de 2011 fue un éxito artístico y una gozada para los
aficionados, pero fue una ruina de padre y señor mío para la empresa. Conclusión :
no se repiten carteles de esas características y el que quiera ver ese tipo de
festejos, carretera y manta.
Según tengo entendido, este es el criterio de la actual
empresa arrendataria de Las Canteras, que no está dispuesta a “invertir”, perdón,
“perder” dinero en anunciar a Eduardo Jurado y a Miguel Ángel Serrano (por
orden de antigüedad), ya que el pasado año la novillada picada fue, cito
textualmente, “una auténtica ruina”.
Pero digo yo que el mundo empresarial está para apostar y
arriesgarse, y no en ir a lo fácil, ya que en caso contrario todo el mundo sería
empresario. Tal vez el error del pasado año fue programar la novillada un día
después de la “exitosa” en taquilla corrida del 2 de septiembre. Tal vez no se
incentivó de alguna manera la asistencia del público joven, amen de las
entradas a 5 euros que se vendieron. O tal vez fallaron otras cosas, como el no
contar los novilleros con unas peñas fuertes que arrastren a una auténtica legión
de fieles seguidores como ocurría con el bueno de Curro Jiménez. ¡¡Que tiempos
aquellos!!.
El caso es que tras el batacazo en taquilla del pasado año, todo
apunta a que no habrá novillada picada este año en la Feria Real de Priego,
por lo que Eduardo y Miguel Ángel no harán el paseíllo en su plaza ni ante su público
de no producirse un cambio radical de la situación, que como digo, apunta a que
tendremos una corrida de toros y un festejo de rejones, festejos con los que la empresa cumple escrupulosamente lo estipulado en su contrato, así que aquí paz y después gloria y que cargue con el muerto el que venga detrás.
En definitiva, una pena, porque tal vez ellos, Eduardo y Miguel, Miguel y Eduardo, con sus virtudes y defectos, sean dos de los que, en el
mundo del toro, puedan darle la vuelta a la tortilla y afirmar que fueron
profetas en su tierra. Aunque para eso, mucho me temo que tendremos que esperar
a otra ocasión porque este año va a ser que no.
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