domingo, 31 de julio de 2011
NOCHE PARA "ASPIRANTES" A FIGURAS EN LUCENA
FICHA DEL FESTEJO:
Ganado: Seis erales de Herederos de Salvador Guardiola Fantoni, bien presentados, con cierto peligro segundo y tercero, noblote primero y cuarto y muy colaborador el quinto, sin lugar a dudas el mejor del encierro.
Miguel Ángel Serrano Rey: diez pinchazos y ocho descabellos (ovación). En el que mató por Alberto Montero, cuatro pinchazos, media estocada, dos pinchazos y estocada muy aplaudida.
Alberto Montero: no pudo estoquear a su eral ya que fue cogido en el tramo final de la faena.
Elías Casado: estocada y tres descabellos (una oreja tras un aviso).
Miguel Ángel Falcón: Estocada atravesada que asoma por el costillar, tres pinchazos y media estocada (una oreja).
Daniel Araujo: pinchazo y estocada (dos orejas).
Plaza: Los Donceles (Lucena). Menos de un cuarto de entrada en noche de temperatura agradable. Durante la lidia del segundo eral fue herido en ambas extremidades Alberto Montero, que tras una primera cura en la enfermería del coso, fue trasladado a un centro hospitalario. Como nota negativa, durante la lidia del tercer eral, la luz artificial quedó reducida a un único foco, poniendo en peligro la integridad de los profesionales que en ese momento se encontraban en el ruedo, iluminación que durante varias fases del festejo también falló, al igual que el piso del ruedo, sin la suficiente agua para evitar verdaderas nubes de polvo que incluso llegaron a ser protestadas por una parte del público.
A falta de festejos mayores, la de Lucena se está convirtiendo esta temporada en plaza de referencia para seguir las evoluciones de aquellos que, como se anunciaba en la cartelería, en estos momentos son aspirantes a figuras del toreo. Si ya en junio asistimos a una interesante becerrada en la que sobresalieron los añojos de Julio de la Puerta, ayer sábado, otra vez el ganado, en esta ocasión de los herederos de Salvador Guardiola Santoni, estuvo muy por encima de una siempre voluntariosa terna, que se las tuvo que ver con unos erales que tenían su guasa pero que tampoco se comían a nadie. Eso sí, los errores propios de este escalafón lo pagaron cuatro de ellos con numerosas volteretas, enganchones, varetazos y en el caso de Alberto Montero, con una cornada que le hizo pasar por la enfermería.
Junto al ganado y los sustos, las anécdotas de la agradable noche las protagonizaron las instalaciones de la plaza, primero por el pésimo estado del piso, sin regar lo suficiente lo que provocó verdaderas nubes de polvo que incluso llegó a ser protestado por los espectadores, bastante pocos por cierto, que se dieron cita en Los Donceles, cuyo sistema de iluminación artificial, tampoco anduvo ayer muy fino, ya que si al iniciarse el festejo se redujo la iluminación de manera considerable, durante la lidia del tercer eral, únicamente quedó en funcionamiento uno de los focos, precisamente cuando el novillero estaba utilizando el verduguillo, lo que sin lugar a dudas mermó de manera considerable la seguridad de los profesionales que en ese momento se encontraban en el ruedo.
Amén de dichas circunstancias y centrándonos en el desarrollo del festejo, en el apartado positivo cabe reseñar, de manera notable, la actuación de Daniel Araujo, al que le tocó en suerte el que tal vez fuera el eral más colaborador de la noche, al que lanceó con gusto y lentitud con el capote, cuajando con la muleta una más que aceptable faena, en la que brilló en varias tandas con la derecha, largas y templadas en su ejecución y con mucha cadencia y elegancia. Se gustó Araujo en los ayudados y los adornos, sobre todo cuando toreó por el pitón izquierdo, en el que fue desarmado, lo que no restó méritos a una faena compacta que mereció las dos orejas, convirtiéndolo en el triunfador rotundo de la noche, gracias también a su acierto con los aceros que serían otros de los protagonistas de la noche.
Precisamente un pésimo uso de la espada privó al prieguense Miguel Ángel Serrano de los trofeos, después de una actuación que inició siendo arroyado por el eral cuando intentaba recibirlo con una larga cambiada de rodillas. Tras reponerse del percance, dejó Miguel Ángel varias verónicas con cadencia y gusto, para luego con la muleta derrochar mucha voluntad y bocetos de lo que podría haber sido una faena que desgraciadamente para los intereses del prieguense, no llegó a levantar el vuelo y que terminó con un verdadero sainete con los aceros, faceta que deberá mejorar y mucho Serrano, como luego volvió a comprobarse en el eral de Alberto Montero que tuvo que estoquear al resultar éste herido.
La aludida voluntad del novillero de la Subbética, fue lo más destacado de las actuaciones de los lucentinos Alberto Montero y Elías Casado. El primero de ellos se las tuvo que ver con un eral que pedía guerra desde que salió de toriles y que lo avisó en numerosas ocasiones, hasta que cuando se disponía a matarlo, finalmente le asestó una certera cornada en las extremidades inferiores que le obligó a ser trasladado a la enfermería de la plaza y posteriormente a un centro hospitalario. Por su parte Elías Casado derrochó, queda dicho, voluntad a raudales, en una faena largísima, en la que el lucentino sacó muletazos sueltos a un eral que lo desarmó en varias ocasiones, propinándole varios varetazos, en esta ocasión sin aparentes consecuencias, sufriendo en novillero una verdadera paliza en la particular batalla que mantuvo con el “Guardiola”, méritos más que suficientes para la oreja que le fue concedida y que le supo a verdadera gloria.
Finalmente, Miguel Ángel Falcón, dejó buenos detalles con la muleta, destacando varias tandas por el derecho, ligando las series a las que imprimió mucho temple, todo lo contrario que por el pitón izquierdo, por el que fue desarmado en varias ocasiones, perdiendo con la espada lo que podrían haber sido otras dos orejas.
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