Me recordaba no hace mucho un amigo la que se montó cuando se destapó, entre unos y otros, el trapicheo de la corrida de la reapertura de la plaza de Toros de Priego. La sombra de la Casa Matilla es alargada y sus tentáculos llegan hasta los más apartados y recónditos rincones del planeta toro, convirtiendo en mierda todo lo que tocan. Aquí en Priego lo sufrimos en nuestras propias carnes con la basura de ganado que nos encasquetaron, sin que ni la autoridad ni la empresa pudiera decir ni pío.
Bueno, pues la conversación del otro día con este amigo, viene hoy que ni pintada tras leer el magnífico artículo que se publica en el Blog Banderillas Negras sobre la susodicha saga familiar de empresarios, criadores y recriadores de ganado y apoderados, artículo en el que por cierto se cita el desaguisado de Priego, para recordarle a más de un listo, mejor lista ella, que lo que ocurrió fue de vergüenza.
Os invito a la lectura del citado artículo, porque no tiene desperdicio, corroborándose una vez más que el verdadero cáncer de la Fiesta no está en los Anti, sino dentro, muy dentro, precísamente en los que mueven los hilos.
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