El siempre atento Ladislao Rodríguez (Ladis) me acaba de mandar el texto y el reportaje gráfico sobre el que gira este post, cuyo protagonista es Goloso, un becerro bravo de la ganadería cordobesa de Doblas-Alcalá, criado con biberón tras el fallecimiento de su madre.
"En la finca Los Arenales, donde pastan las reses de Doblás Alcalá, José el mayoral y su esposa Mari, junto a sus hijos Carlos y Yessica, llevan un año conviviendo con “Goloso” un becerrito que quedó huérfano al nacer. Desde entonces el animal se mueve con toda libertad por la casa. Obedece como un perro y duerme con los canes en una estera a la entrada del cortijo. De siempre, los hijos del matrimonio han jugado con él, mostrándose el animal, en todo momento, muy tolerante a pesar de ser bravo. Pero quiso la casualidad que un día a la pequeña Yessica se le cayera un caramelo. El animal se lo comió y desde entonces son su debilidad.
Cuando tuvimos conocimiento de la historia, nos trasladamos a la finca acompañados de los niños Rafa, Carlos, Gonzalo y Jacobo para que tuvieran la oportunidad de admirar y relacionarse con un futuro toro bravo. Como es natural era imprescindible llevar un cartucho de caramelos, como regalo.
Ni que decir tiene que “Goloso” ( del encaste del Conde de la Corte) enseguida se “hizo” amigo de todos ellos y saboreó los caramelos, algunas veces con tanta ansia, que no dejaba ni que se les quitara la envoltura. Mostrando su desagrado cuando se terminó la bolsa.
“Goloso” jugueteó con ellos y hasta les permitió que se subieran a sus lomos para darle un paseo. Los niños disfrutaron lo indecible con su nuevo amigo.
Cuando tuvimos conocimiento de la historia, nos trasladamos a la finca acompañados de los niños Rafa, Carlos, Gonzalo y Jacobo para que tuvieran la oportunidad de admirar y relacionarse con un futuro toro bravo. Como es natural era imprescindible llevar un cartucho de caramelos, como regalo.
Ni que decir tiene que “Goloso” ( del encaste del Conde de la Corte) enseguida se “hizo” amigo de todos ellos y saboreó los caramelos, algunas veces con tanta ansia, que no dejaba ni que se les quitara la envoltura. Mostrando su desagrado cuando se terminó la bolsa.
“Goloso” jugueteó con ellos y hasta les permitió que se subieran a sus lomos para darle un paseo. Los niños disfrutaron lo indecible con su nuevo amigo.
El toro bravo, noble por naturaleza, nos volvió a dar una lección, en la figura de este becerro, lo que no quita que mañana, si es lidiado, cumpla en el ruedo como lo que es, un toro bravo de buena simiente".
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