lunes, 9 de junio de 2008

UNA OREJA PARA CURRO JIMÉNEZ EN JAÉN COMO PREMIO A SU ENTREGA Y VOLUNTAD






Ganado: Cuatro toros de Jiménez Pacuau y dos (primero y quinto) de Los Ronceles, desiguales de presentación, justos de fuerza y desrazados, a excepción del noblote tercero y el sexto, sin lugar a dudas el menos malo del encierro.
Fernando Cámara: estocada (ovación); y dos pinchazos, media estocada y dos descabellos (silencio).
Carnicerito de Úbeda: estocada desprendida y dos descabellos (ovación); y estocada y descabello (ovación tras petición insuficiente).
Curro Jiménez: pinchazo, media estocada desprendida y un descabello (ovación tras un aviso); y estocada (una oreja).
Plaza: Jaén. Menos de un cuarto, en tarde desapacible, con lluvia intermitente desde el segundo toro.



Menudo regalito el de ayer en Jaén en el recuperado festejo de la patrona de la capital del Santo Reino. Un fiasco en toda regla propiciado por el pésimo y desigual encierro de Jiménez Pascuau y Los Ronceles, la mayoría de ellos pitados en el arrastre, el poco público que atrajo el cartel anunciado y para colmo, la lluvia que desde el segundo toro se convirtió en una molesta invitada de la tarde.


Como suele ocurrir en tales circunstancias, pinceladas sueltas y poco fondo artístico que los diestros suplieron con entrega y mucha voluntad. Y en esta faceta, Curro Jiménez se está convirtiendo en todo un especialista y ayer en Jaén, volvió a dar sobradas muestras de ello, tanto en su primero, uno noblote ejemplar con el que perdió una oreja al errar en demasía con la espada y con el que cuajó varias tandas por con la derecha de bella factura, como en el que cerró plaza. En éste, el de mayor volumen del encierro, el prieguense fue a por todas, recibiéndolo con una larga cambiada de rodillas y un vistoso saludo con el capote, para con la muleta, dejar varias tandas de buen trazo por ambos pitones, sazonadas con desplantes y una certera estocada que, esta vez sí, puso en sus manos el único trofeo del festejo.


Muy cerca estuvo también Carnicerito de Úbeda de recorrer el albero del coso de La Alameda con un trofeo tras la faena que realizó al segundo de su lote, en el que consiguió ligar tres tandas de naturales de mucho empaque, aprovechando el corto viaje del toro, que terminó rajándose cuando la faena comenzaba a tomar cuerpo. En su primero, el de Úbeda poco o nada pudo hacer con semejante alimaña y bastante tuvo con defenderse del complicado ejemplar de Jiménez Pascuau, como hiciera en sus dos toros Fernando Cámara, que en el que abría plaza, muy protestón y de brusca embestida, pasó muchos aprietos, mientras que en su segundo, tomó la espada tras varias coladas y desarmes cuando lo toreaba por la derecha.

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