Ficha del Festejo
Ganado: seis erales de La Quinta, bien presentados y de
excelente juego, destacando el lidiado en cuarto lugar, de nombre Furioso y herrado con el número 94 que fue premiado con
una vuelta al ruedo, siendo aplaudidos en el arrastre segundo y quinto.
Jesús Álvarez: bajonazo (una oreja); y estocada (dos
orejas).
Javier Moreno ‘Lagartijo’: estocada caída y tendida y ocho
descabellos (silencio tras un aviso); y media estocada contraria y tendida, un
pinchazo y una estocada (dos orejas).
Lázaro Escalona: un pinchazo, estocada y un descabello (dos orejas); y estocada tendida (una oreja).
Plaza: Los Donceles (Lucena). Un cuarto de entrada en tarde
de nubes y claros, con un leve chubasco durante los últimos compases de la
lidia del primero de la tarde.
Gran novillada, en cuanto a ganado, la que se ha lidiado hoy
en Lucena en el festejo con el que, por el momento, se cierra la temporada en
Córdoba, toda vez que en Belmez se está intentando organizar un festival que, a
su vez, serviría para conmemorar el centenario de su plaza de toros.
Los de La Quinta dieron un excepcional juego y el ganadero, Álvaro
Martínez Conradi, que presenció el festejo desde el tendido junto a varios amigos y el matador de toros y apoderado Eduardo Dávila Miura, seguro que salió satisfecho
del comportamiento de unos animales a los que cuando se les hizo bien las
cosas, fueron todo bondad y nobleza, con largas embestidas y una gran fijeza en
los engaños. Con semejante material, con poco que los acartelados tiraron de
oficio, surgieron pasajes ciertamente estimables, como en el caso de Javier
Moreno, que firmó en su primero varias tandas de naturales de mucho empaque y torería,
en una largísima faena que comenzó con muchas dudas pero que fue creciendo y
mejorando notablemente a medida que Lagartijo dio el sitio que su oponente le
pedía, prácticamente de salida. Una pena el sainete con la espada cuando ya
acariciaba un sonoro triunfo, enmendando la papeleta en el segundo de su lote,
en el que pese a estar menos rotundo que en su primero, también ofreció una
buena actuación, con más altibajos, eso sí, pero con un final igualmente
rotundo, en esta ocasión con varias tandas con la derecha y varios pases de
pecho, de cartel.
Bien Javier Moreno, al que se le ha visto en Lucena con
mucho oficio, que es precisamente lo que, pese a su experiencia, se echó en
falta a Jesús Álvarez en el que abría plaza, tanto que por momentos el novillo
estuvo muy por encima del novillero en una faena de muleta que, en el argot, se
definiría como de menos a más. Pese al bajonazo con el que finiquitó a su
primero, y tras recibir como premio una más que generosa oreja, Álvarez mejoró
de manera notable en el segundo de su lote, un bravo y encastado ejemplar de La
Quinta, que no se cansó de embestir arrastrando el hocico por el albero, mientras
seguía los engaños una y otra vez. En esta ocasión, el alumno de la Escuela Taurina de
Écija sí que tiró del oficio y estructuró una faena compacta en la que
destacaron, junto al trasteo genuflexo, varias tandas con la derecha, queda
dicho, siempre gracias al gran eral que le tocó en suerte.
Completaba el cartel Lázaro Escalona, alumno de la Escuela Taurina de
Lucena, que en su primero no pasó del aprobado, tras una labor muleteril a la
que le faltó transmisión y en la que destacaron las ajustadas manoletinas
finales y la original manera con la que entró a matar, sustituyendo la muleta
por un sombrero. En el que cerraba plaza, otro gran novillo de La Quinta,
Escalona repitió planteamientos, aunque en esta ocasión con una mejor colocación
y algo más de soltura, pero igualmente sin la ligazón necesaria para que la
faena levantara el vuelo y rompiera de manera definitiva.
Al final y tras las ocho orejas cortadas, los tres
novilleros abandonaban a hombros la plaza por la Puerta de Córdoba mientras un
aficionado cabal, de los que ya quedan pocos, se extrañaba de la ausencia del
mayoral, ya que visto lo visto, los erales de La Quinta fueron los
protagonistas indiscutibles de ese siempre soñado triunfo.
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