El numerito de la “sentadilla” de Fandila el pasado domingo
en Priego está causando estragos en las redes sociales y mandando “a la mierda”,
como diría el gran Fernando Fernán Gómez, el trabajo realizado para recuperar
de la UVI una
plaza como Las Canteras.
“A la mierda” el esfuerzo de una empresa por ofrecer un
cartel con tirón para el público, por respetar escrupulosamente lo anunciado,
por hacer bien las cosas. “A la mierda” con la buena entrada registrada, con la
satisfacción generalizada del público cuando abandonaba la plaza, con el
ambientazo de los días y las horas previas al festejo. “A la mierda” los
destellos de Finito, que 22 años después de su última actuación en Priego dejó
un ramillete de muletazos con los que hizo crujir los cimientos del más que
centenario recinto. “A la mierda” el esfuerzo del ayuntamiento por tener a
punto la nueva iluminación artificial, de la empresa y de todos, porque sólo se
hablaba del gesto de Fandila.
“A la mierda” todo por la pantomima del granadino, al que
ayer se le concedía en Twitter el honorífico título de “papafrita del día” tras
protagonizar un hecho más que censurable y que no beneficia en nada a la Fiesta.
¿Cómo le explico a mis hijas, que presenciaron el festejo,
que hay que respetar al toro, si ven a un hombre subido en los cuartos traseros
del animal y encima con una sonrisa en los labios?. O peor aún, ¿cómo podemos defender
nuestra afición ante aquellos que denostan y critican esta milenaria tradición
con una imagen tan gráfica como la que nos dejó Fandila el domingo?. Pues hoy,
y casi 40 horas después de la estampa comentada, personalmente no lo sé.
Pero al margen del daño hecho, que está ahí, me causó un
tremendo dolor que el público, o mejor dicho un sector bastante amplio, jaleara
la puñetera “sentadilla” cual si de un pase antológico se tratara. Grave, gravísima
esta actitud que me lleva dando vueltas en la cabeza desde el mismo momento que
se produjo y que se tradujo minutos después en la petición de los máximos
trofeos para el torero que, al margen de la estocada, realizó una de las faenas
más mediocres que un servidor le recuerda en el coso prieguense. Pero como reza
el dicho, doctores tiene la iglesia y el público manda, así que el usía de
turno no tumo más riles que sacar el pañuelito y “rabo al canto”. ¡¡De vergüenza!!.
Pero es que el festejo en cuestión, junto al ya tristemente
comentado numerito, tuvo otros aspectos dignos de comentario. El primero de
ellos fue que durante el tercio de varas de tres de los cuatro toros lidiados a
pie, únicamente estuvo en el ruedo un picador, en contra de lo que es “habitual”
en una plaza fija, como creo es la de Priego. Desconozco el motivo de esta
situación pero el Reglamento es claro en este sentido, ya que el su Artículo 72
se indica que los picadores, en plural, “… actuarán alternando. Al que le
corresponda intervenir, se situará donde determine el matador de turno y,
preferentemente, en la parte más alejada posible de los chiqueros, situándose
el otro picador en la parte del ruedo opuesta al primero”. Queda bastante
claro. En las portátiles debido a las dimensiones del ruedo es habitual que únicamente
lo haga un piquero, pero en una fija han de ser dos, o al menos así lo tenía
entendido. De ahí mis dudas que espero, álguien pueda aclararme.
Por otra parte y durante la petición de los máximos trofeos
al protagonista del numerito de la “sentadilla”, me llamó la atención ver a un
arenero flameando su inmaculado pañuelo blanco a los cuatro vientos, como uno más
de los espectadores de los tendidos. Cuanto menos, curioso aunque
desgraciadamente, muy habitual.
Y por último y por ello no menos importante, la desagradable
situación que se produjo con algunos compañeros de la información que, pese a
la paliza de kilómetros que varios de ellos se dieron para cubrir el festejo
para sus respectivos medios, tuvieron que hacerlo desde el tendido. No es ésta
una situación nueva, ni mucho menos, pero parece que por unas razones u otras,
cada vez que hay un festejo taurino se repite la historia. Comprendo que hay
determinado número de pases de callejón, que la normativa está ahí y que hay
que cumplirla, a ser posible a rajatabla. Hasta aquí todo correctísimo. Pero es
que luego echabas una vista al callejón y veías a señores que no sabías qué
carajo hacían allí, bueno sí lo sabemos…, mientras que varios reporteros gráficos
de medios de información taurina nacionales, tuvieron que hacer maravillas para
sacar imágenes del festejo, mientras algunos hacían uso y disfrute de un preciado pase de callejón que parece les pertenece en propiedad y,
reitero, sigo sin saber qué cargo, puesto o cometido tienen en el festejo, pero
ahí están…
En fin, que volviendo a parafrasear al querido Fernán Gómez “a
la mierda, a la mierda, a la mierda…”.
Cada día tengo más claro que en Priego, por muy bien que
siempre se hagan las cosas, siempre la “caga” alguien y lo que es aún peor,
sigo reflexionando sobre la actitud del público ante tamaña desfachatez y
desprecio a
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