El otro día navegando por este amplio mar que es Internet, topé de bruces y sin querer con una curiosa noticia que me llevó, casualidades de la vida, hasta Carcabuey. En concreto se trataba de la creación de una peña taurina, de nombre un tanto extraño: ¡Chajay, chajay!. Me puse a leer y me llevé una grata sorpresa, primero por la creación de este colectivo en pleno siglo XXI, pese a los ataques que estamos sufriendo en nuestras carnes aquellos que amamos la Fiesta, y en segundo lugar por la juventud de sus integrantes, rondando todos los veinte años.
Hacía tiempo o al menos yo no tenía constancia de la creación en estas tierras del sur cordobés de una nueva peña taurina. Todo lo contrario, hemos visto como poco a poco desaparecían en Priego, por ejemplo, la dedicada al novillero Jorge Delgado o al maestro Finito de Córdoba, como reducía sus actividades al mínimo El Paseíllo, y como la que tenía a Paco Aguilera de titular cambió de rumbo y tomó el nombre del por aquel entonces prometedor novillero y ahora matador de toros Curro Jiménez, siendo en la actualidad la única que lleva a cabo una importante serie de actividades a lo largo de todo el año, contando con una importante masa social.
Por eso, la creación de una peña taurina, en este caso ligada al toro de cuerda es, no una buena noticia, sino algo que deberíamos celebrar, sobre todo por la comentada juventud de sus integrantes y la fuerza que con sus actividades darán a la Fiesta, machacada por unos cuantos intransigentes que ya no nos dejan ni asociarnos en torno a lo que realmente nos gusta.
Enhorabuena por la iniciativa y larga vida a ¡Chajay, chajay!.
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