Dicho así podría sonar a canto de sirenas para los "caza oportunidades", esos emprendedores que están siempre al acecho de cualquier atisbo de negocio, por muy rocambolesco y arriesgado que éste parezca. Pero es que la rotunda realidad, por muchas campañas y ataques que la Fiesta está recibiendo por uno y otro costado, es que el toro y su cultura, siguen siendo un atractivo para muchos.
Viene esta reflexión al hilo de la situación que se vive en las plazas del Sur de la provincia, recintos que en estos momentos abren sus puertas al público, a lo sumo, un par de días al año, cuando podrían ser otro aliciente más para la oferta turística de estas localidades.
Por su antigüedad y la solera que atesoran, los cosos de Cabra y Priego bien merecen una visita por si sóla, deteniéndose en su arquitectura y en las características de ambos ruedos, mientras que pese a su juventud, la de Almedinilla es otro recinto que merece la pena visitar detenidamente.
Deteniéndose en el caso de Priego, en varias ocasiones se ha planteado, o al menos un servidor ha escuchado, la posibilidad de "musealizar" el recinto y hacerlo visitable. Pero ahí ha quedado la cosa, cuando, ha quedado comprobado, que cada vez que algún grupo de turistas ha visitado Las Canteras, han salido con la boca abierta. En Cabra supongo que habrá pasado algo parecido y en Almedinilla comprobamos en enero en primera persona que, pese a su juventud, El Coliseo tiene algo especial.
A todo ello hay que unir alguna de las conclusiones del antes comentado Foro de Turismo Taurino, entre las que me quedo con la valoración de los recursos con los que contamos (en nuestro caso recintos taurinos e historia de los mismos, museos, etc), sin pasar por alto la generación de empleo y riqueza que se genera con iniciativas de este calado. Pero lo que más me ha llamado la atención de este Foro, como así recogen distintos medios, es el perfil del turista taurino, que según indicaba en una de las mesas redondas celebradas el presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), Rafael Gallego, es una persona de clase media alta, de gran poder adquisitivo y entre 40 y 50 años, principalmente españoles pero también franceses y latinoamericanos, procedentes de países como Perú o México, lugares de gran tradición taurina.
De ahí que si en Córdoba ya funciona desde 2011 la Ruta taurina del Valle del Guadalquivir: de Manolete a El Cordobés; y la capital cuenta con un museo taurino, polémicas aparte, de lo mejorcito que hay en nuestro país, ¿por qué no podemos contar en la Subbética con una otra ruta taurina, que una Almedinilla, Cabra y Priego?.
Así que manos a la obra, ya que desde mi modesto punto de vista contamos con argumentos y atractivos más que suficientes para ello.
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