Tal vez el viernes de los tres onces, como alguien por esos mundos cibernéticos definió la jornada de antes de ayer, sea recordada por muchas cosas, pero el que suscribe, al que tampoco le tocó el famoso cupón, la recordará siempre por ser uno de los privilegiados que asistió al enlace de Ladis y Ana.
Pese al madrugón, por aquello de ser del Sur y tener que subir hasta La Carlota, dejar a las niñas con la familia y organizar el día para que no te reventaran mucho el móvil, tengo que confesar que todo el esfuerzo de los preparativos mereció la pena.
Una ceremonia bonita y sentida, con palabras emocionadas de Ana sobre todo hacia los hijos de ambos y, como no podía ser de otra manera, hasta un chiste de Ladis (este hombre es incorregible). La posterior entrega de una portada de Diario Córdoba por parte de los compañeros de este periódico en el que Ladis tanto y tanto ha escrito, y la fiesta campera en la que un nutrido grupo de matadores cordobeses y hasta los propios novios tuvieron la ocasión de tentar varias becerras de El Madroñiz, algunas de ellas verdaderamente buenas, buenas, completaron este intenso viernes de noviembre.
Para redondear la jornada, el día meteorológicamente hablando fue maravilloso y como se suele decir en estos casos, y a fe que en esta ocasión fue verdad, no faltó de nada. Vamos, que cuando llegó la hora de marcharnos, aproximadamente las 9 de la noche, una cierta nostalgia empezó a invadirnos porque cuando se está a gusto y te lo has pasado tan bien, es mucho más difícil despedirse.
Así que desde aquí, quiero aprovechar la ocasión para agradecer a los novios la deferencia de invitarnos a compartir con ellos un día tan especial y que recordaremos durante mucho tiempo.
Que seáis muy felices y sigáis contagiando a todo el mundo esa felicidad y optimismo que irradiáis por cada poro de vuestra piel.
P.D.: Os recomiendo la lectura del seguimiento que Juan Antonio Jiménez hizo del evento en su web y en su blob Patio de Cuadrillas
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