RAFAELILLO Y CURRO JIMÉNEZ A HOMBROS ANTE LOS MIURAS

FICHA DEL FESTEJO:
Ganado: cinco toros de Miura uno de Julio A. de la Puerta lidiado en primer lugar, destacando por su juego tercero y quinto, que fue premiado con la vuelta al ruedo.
Juan José Padilla: estocada caída y tendida (saludos desde el tercio tras leve petición); y estocada tendida (una oreja).
Rafael Rubio 'Rafaelillo': estocada caída (dos orejas), y cuatro pinchazos y estocada (vuelta al ruedo tras aviso).
Curro Jiménez: pinchazo y estocada (una oreja); y media estocada que escupe y estocada (una oreja)
Plaza: Priego (Las Canteras). Media entrada en tarde lluviosa.Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Pedro Domecq.


Ni la pertinaz lluvia ni las dudas que se generaron tras rechazarse en un primer reconocimiento dos de los toros de Miura, repescándose luego uno de ellos, han podico con el festejo de hoy sábado en Priego.
La expectación que habían levantado las reses de esta mítica ganadería se puso de manifiesto ayer viernes cuando numerosos aficionados se congregaron en los alrededores de Las Canteras con la intención de ver los toros que se lidiarían un día después, o el mismo día del festejo, cuando pertrechados con paraguas e impermeables y pese a las negativas previsiones meteorológica, han aguantado de manera estoica una lluvia que ha sido la invitada no deseada de un festejo al que precisamente, el agua restó numeroso público.
Pero antes del inicio oficial de la corrida, la mañana fue intensa, ya que tras haberse rechazado el día anterior dos toros, tras un segundo reconocimiento se decidió repescar uno de ellos, completándose el encierro con un ejemplar de Julio A. de la Puerta, que por las casualidades del destino fue precisamente el encargado de saltar en primer lugar al ruedo. A excepción de éste, de brusca embestida y un molestísimo cabeceo, los cinco ejemplares de Miura sirvieron, o al menos se dejaron hacer, que para este hierro no es poco, destacando en este sentido los lidiados en tercer y quinto lugar, de manera especial este último, que recibió como premio una más que merecida vuelta al ruedo.
El encargado de su lidia fue Rafael Rubio Rafaelillo, que dejó los mejores momentos de la tarde, con varias tandas de derechazos de largo viaje y un gran temple, para con la zurda enjaretar otra serie de cartel. Muy en torero Rafaelillo en todo momento, dándole al miura, de nombre Maquinista, el terreno que necesitaba para gusto y disfrute de los aficionados que vibraron con una faena de dos orejas, emborronada con la espada, quedando todo en una vuelta al ruedo.
En su primero, con menos carbón que su hermano, Rafael demostró con creces su oficio, pese al peligro que evidenciaba el toro por su pitón izquierdo, realizando una faena centrada en la derecha, acertadamente adornada con molinetes y desplantes, cortando en esta ocasión los apéndices gracias a la buena estocada con la que finiquitó al segundo de la tarde.
El otro toro de la tarde, uno de los que más gustó a las cuadrillas antes del sorteo, fue para Curro Jiménez, que volvía a afrontar una cita de gran responsabilidad en su localidad natal, resolviendo el compromiso con una nota alta, toda vez que por segunda vez consecutiva abandonaba la plaza a hombros. Así, en el primero de su lote, Jiménez aprovechó las condiciones del animal, realizando un artístico trasteo genuflexo, para luego estructurar la faena de muleta en cinco tandas, tres de ellas con la derecha, y recurrir a lo accesorio en el tramo final, perdiendo una segunda oreja al pinchar antes de dejar una buena estocada. En el que cerraba plaza, el de Priego no perdió los papeles ante un complicado ejemplar, que aún así se dejó dominar en varios momentos de la faena, hasta que comenzó a buscar el cuerpo del matador prieguense, que en otra demostración de aplomo, insistió con una tanda de rodillazos con la que literalmente levantó de sus asientos a los espectadores, en esos momentos ya calados hasta los huesos.
Y pese a que en un principio pudiera parecer lo contrario, el menos afortunado con el sorteo matinal fue Juan José Padilla que, a excepción de su actuación con las banderillas, no pudo hacer nada ante el remiendo de Julio A. de la Puerta, un toro terciado, con mucho peligro por el pitón izquierdo y una brusca embestida por el derecho. En su segundo, el jerezano se justificó en el tramo final de la faena, cuando consiguió arrancar al ‡2miura‡1 varias tandas de derechazos, rematadas con circulares, que junto a la estocada que dejó fueron suficientes para que el respetable solicitara una oreja para uno de los grandes especialistas de las reses de esta divisa que 119 años después regresaron a Priego.