FICHA DEL FESTEJO:
Ganado: un novillo de Peralta para rejones, de feas hechuras y mansurrón; y seis toros de Julio de la Puerta para la lidia a pie, bien presentados y con muchos matices, destacando por su juego los lidiados en tercer y quinto lugar, premiados con una vuelta al ruedo.
Lea Vicens: medio rejón (oreja).
Finito de Córdoba: estocada tendida (oreja); estocada (dos orejas).
Juan José Padilla: estocada tendida (dos orejas tras aviso); estocada caída (dos orejas).
David Fandila 'El Fandi': estocada (oreja); estoconazo (oreja).
Plaza: Cabra. Casi tres cuartos de entrada en tarde de temperatura fría.
Lea Vicens: medio rejón (oreja).
Finito de Córdoba: estocada tendida (oreja); estocada (dos orejas).
Juan José Padilla: estocada tendida (dos orejas tras aviso); estocada caída (dos orejas).
David Fandila 'El Fandi': estocada (oreja); estoconazo (oreja).
Plaza: Cabra. Casi tres cuartos de entrada en tarde de temperatura fría.
Buena tarde de toros en Cabra con motivo del tradicional
festejo del Sábado Santo, que volvía a concitar el interés de un importante
número de aficionados coincidiendo con el día grande de la Semana Santa
egabrense. Al margen de los nueve trofeos y las dos vueltas al ruedo que se
concedieron a sendos ejemplares de Julio de la Puerta, ganadería que sustituía
a la anunciada de Osborne, el festejo suponía la primera actuación de Juan
Serrano en la provincia en una temporada muy especial para el diestro de El
Arrecife, y a fe que desde el saludo inicial al primero de su lote se le notaba
la responsabilidad que ha asumido en esta nueva etapa de su ya dilatada
trayectoria. Por momentos, el Finito de las grandes tardes se dio cita en el
albero del más que sesquicentenario coso egabrense para ofrecer fogonazos de
toreo hondo, adornos con pellizco y unas enormes ganas de agradar.
Para ello, contó también con un buen material, ya que los
ejemplares de Julio de la Puerta fueron otra de las noticias destacadas de la
tarde, con cuatro ejemplares de nota alta, sobresaliendo dos de ellos del
resto, en concreto Petróneo, herrado con el número 42 y lidiado en tercer lugar
por Juan José Padilla, y Carpetero, número 12, segundo del lote de Finito de
Córdoba. Toro éste al que Juan Serrano fue amoldando poco a poco a su muleta,
para ofrecer en el tramo final de una faena de gran metraje dos tandas con la
derecha de auténtico lujo y otra con la zurda que junto a varios adornos ya
eran merecedores de un premio. Previamente, Finito lo había intentado por ambos
pitones, mostrándose más cómodo por el izquierdo, pero sin que aquello
terminara de romper, ya que al no dar al toro la distancia que demandaba, el
animal no respondía al cite de la muleta
como se esperaba y las tandas carecían de la ligazón deseada. Pero fue dar esa
distancia y el panorama cambió radicalmente, arrancándose el de Julio de la
Puerta a la muleta que Finito le ofrecía con la clase que sólo los grandes
atesoran y sacan a relucir en ocasiones especiales, cuajando, queda dicho, los
mejores pasajes de la tarde. Tal vez la vuelta al ruedo a este Carpetero fuese
excesiva, doctores tiene la iglesia, pero lo que quedó claro es que ayer Finito
se sintió cómodo y cuando pudo, dejó fogonazos del toreo de quilates que atesora.
Así lo demostró también en el primero de su lote, al que
recibió con un saludo capotero en el que destacaron varias verónicas a cámara
lenta, con los pies clavados en el suelo y meciendo las muñecas con exquisita
delicadeza. En este caso, las justas fuerzas de su enemigo impidieron a Juan
estructurar una faena de muleta que arrancó con un elegante trasteo, al que
siguieron varias tandas con la derecha, hasta que su enemigo dijo basta. En los
prolegómenos de la estocada, un par de trincherillas de cartel volvían a poner
de manifiesto que Finito, ha vuelto, y ojalá que en este temporada tan
especial, sea por mucho tiempo.
Y si especial será la temporada ahora que ahora arranca para
Juan Serrano, la de su compadre Padilla no le va a la zaga, al anunciar que
allá por octubre se retirará de los ruedos, tras liderar en los últimos años el
escalafón de manera incontestable. A estas alturas, nadie va a descubrir las
virtudes y defectos del llamado “ciclón de Jerez”, por eso las actuaciones de
Padilla pueden parecer similares en cuanto a su estructura, con saludos
capoteros y tercios de banderillas vibrantes, a los que siguen faenas de muleta
plagadas de guiños a la galería.
Para no romper ese esquema, ayer en Cabra, Padilla en
esencia. Rodillas en tierra para recetar a su primero dos ajustadísimas largas
cambiadas y tras un fuerte puyazo, colocar tres buenos pares de banderillas,
marca de la casa. En este caso, el diestro jerezano tuvo la enorme suerte de
tener ante sí al mejor toro del festejo, un bonito castaño que de salida ya dio
muestras de su nobleza y que en la muleta, marcó desde los primeros compases el
largo viaje de su embestida, humillando siguiendo sin dudar un segundo los
engaños. Hasta tal extremo hombre y torero llegaron a acoplarse,
particularmente en dos tandas de naturales y una postrera con la derecha de
gran ejecución, que el público comenzó a pedir el indulto de este Petróneo.
Petición que fue incrementándose hasta que, tras recibir un aviso, la
presidencia instó a Padilla a que estoqueara al bravo ejemplar de Julio de la
Puerta que, ahora sí, recibió una más que merecida vuelta al ruedo.
En el segundo de su lote, tras otro vibrante tercio de
banderillas, la faena de muleta fue un continuo quiero y no puedo, con más
adornos que otra cosa, pese a lo cual la presidencia, tras mayoritaria petición
del soberano público, concedió dos orejas, excesivo premio para lo visto.
Y junto a Finito y Padilla, ayer en Cabra compartió salida a
hombros David Fandila, tras sumar una oreja en cada uno de sus ejemplares, ante
los que, con el capote, no pudo mostrarse como el Fandi de otras ocasiones,
dominador y con soltura. En cambio, con los rehiletes sí que ofreció su
habitual espectáculo, clavando, todo hay que indicarlo, a toro pasado, pero
jugándosela en un par a la moviola por los adentros en el que cerraba plaza.
Con la muleta, el granadino baja muchos enteros y, al margen de varios adornos
y abaniqueos, poco o más se pudo ver.
Completaba el cartel la rejoneadora Lea Vicens, que destacó
en banderillas montando a Gacela y particularmente Bazuka.
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