domingo, 2 de mayo de 2010

VENTURA Y MOURA A HOMBROS EN EL FESTEJO MATINAL DE REJONES DE LAS FIESTAS ARACELITANAS


Ganado: seis toros de Flores Tassara, muy bien presentados y serios, destacando por su juego los lidiados en primer y quinto lugar, que al menos tuvieron algo más de movilidad que el resto del encierro, muy parado en conjunto.
Antonio Domecq: cuatro pinchazos y rejón muy caído (silencio), y tres pinchazos, rejón trasero, tendido y caído, otro rejón y un descabello (silencio tras un aviso).
Diego Ventura: metisaca, cuatro pinchazos y bajonazo (palmitas), y rejonazo (dos orejas).
Joao Moura Hijo: rejón muy trasero y dos descabellos (saludos desde el tercio tras leve petición); y un rejón (dos orejas).
Plaza: Los Donceles (Lucena). Un cuarto de entrada en mañana de temperatura agradable. El festejo dio comienzo con diez minutos de retraso. A lo largo de la tarde se escucharon seis monumentales pitadas cada vez que un vehículo todoterreno salía en sustitución del tiro de mulas, que según información facilitada por la empresa, tuvo un problema y no pudo presentarse.


Que Diego Ventura ocupe el primer lugar del escalafón de rejoneadores durante los últimos años no es una casualidad y hoy en Lucena hemos tenido la ocasión de ver la ambición que el caballero hispano-luso derrocha cada vez que se enfunda el traje corto y actúa ante el público. Una ambición con la que se ganó a pulso la salida a hombros, en compañía de Joao Moura Hijo, en el festejo matinal de las fiestas aracelitanas, en el que, amén de caballos y toros, el gran protagonista fue un vehículo todoterreno que hacía las veces de mulillas. Menudas pitadas se escucharon en Los Donceles cada vez que el vehículo aparecía en el albero para realizar el arrastre. Según fuentes de la empresa, un problema con la cuadra de caballos encargada del tiro de mulas impidió la presencia del mismo a la hora del festejo, y según la susodicha empresa, el aviso de su presencia en Lucena les llegó a las once de la mañana. Así que por unos y por otros, no hubo mulillas y los aficionados mostraron su más enérgico desacuerdo, máxime cuando el pasado año, en una novillada sin caballos celebrada en Cabra, fueron muchas las críticas vertidas por determinados sectores precisamente por la utilización de un todoterreno en lugar de mulillas.

Polémicas aparte y retomando lo que fue el desarrollo del festejo, que por otra parte no registró la asistencia de público esperada, pese a contar el toreo a caballo con numerosos aficionados en la comarca, queda dicho que Ventura fue uno de los triunfadores al cortar dos merecidas orejas al quinto de la mañana, un toro con algo más de movilidad y bravura que el resto de sus hermanos, con el que montando a Ribatejo, Ventura brilló a gran altura en dos pares citando desde lejos y clavando en todo lo alto tras un espectacular quiebro a centímetros de los pitones del morlaco. Previamente, ya había dejado claro con otros dos pares de banderillas que iba a por el triunfo, ajustando al máximo a la hora de clavar, redondeando su actuación con cuatro cortas y un certero rejonazo. Dos orejas que pudieron ser más de no haber errado tanto con el rejón de muerte en el primero de su lote, con algo menos de fuelle pero que también se dejó, templando mucho Ventura sus embestidas montando a Nazarí y Gines, con los que, unas veces al estribo y otras de poder a poder, completó una buena actuación en conjunto, emborronada en el último tercio.

Junto a Ventura, el joven Joao Moura, atentamente seguido por su padre desde el callejón, dejó también un buen sabor de boca durante sus dos toros, mejor en el primero, con pares muy trabajados y una gran doma en todos los caballos que utilizó, pediendo los trofeos al tardar el toro una eternidad en doblar y no querer el caballero luso utilizar el descabello, como finalmente se vio obligado a hacer, echándose el toro por su cuenta tras dos intentos con el verduguillo. En el último de la mañana, Moura siguió un guión muy parecido, con una elegante y segura doma, banderillas a una mano clavadas en todo lo alto y, en una ocasión, de poder a poder, finalizando la suerte con un espectacular quiebro. Bien Moura y mejor aún en las cuatro cortas al violín con las que se metió al público literalmente en el bolsillo consiguiendo que tras un rejonazo de efecto fulminante se solicitaron los trofeos, concediéndole la presidencia, con demasiaba benevolencia, las dos orejas que le permitían acompañar a Diego Ventura por la Puerta de Córdoba.

La efectividad de ese último rejón de muerte de Moura la echó en falta Antonio Domecq en sus dos enemigos, en los que se mostró excesivamente fallón. El caballero jerezano, en dos faenas de similar corte y muy breves, dio sobradas muestras de la experiencia que atesora en el manejo de las cabalgaduras, clavando con soltura tanto los rejones de castigo como las banderillas a una mano y las cortas, destacando en el par a dos manos que colocó al segundo de su lote, sin lugar a dudas, lo más destacado de su actuación esta mañana en Lucena. Una pena que no tuviera suerte en el último tercio, porque, a buen seguro hubiera compartido con sus compañeros de cartel una salida a hombros, con la que finalizó este festejo matinal de las Fiestas Aracelitanas, con toros, magníficos caballos y unas muy polémicas “mulillas”.

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