Ficha del Festejo:
Ganado: toros de Murube, desiguales de presentación y descastados, siendo pitados en el arrastre primero, quinto y sexto.
Morante de la Puebla: estocada atravesada y descabello (silencio); y pinchazo y estocada (una oreja).
Juan Ortega: estocada casi entera (una oreja tras aviso); y pinchazo y estocada (una oreja).
Pablo Aguado: pinchazo y estocada (saludos desde el tercio tras aviso); y estocada (dos orejas).
Cuadrillas: destacaron en banderillas Trujillo y Sánchez Araujo en el cuarto, e Iván García, que saludó montera en mano tras dos poderosos pares ante el sexto de la tarde.
Plaza: Los Donceles (Lucena) Algo más de la mitad del aforo permitido en tarde de temperatura agradable.El
experimento de los «murube» echó ayer al traste un festejo que había
levantado mucha expectación en la comarca, toda vez que se anunciaba uno
de los carteles de relumbrón de la actual temporada. Toros «a contra
estilo» como se diría en el argot, algunos de ellos, como el tercero,
anovillados, parados en unos casos y embistiendo dando arreones en
otros, que hicieron imposible que los espadas pudieran desarrollar el
particular concepto del toreo que atesoran.
Afortunadamente, el
oficio de la terna hizo que, por momentos brotara ese duende, aunque
fuese a cuentagotas, en chispazos que levantaban del tedio a unos
tendidos que, hasta en tres ocasiones pitaron en el arrastre a los
ejemplares de Murube.
Y fue Juan Ortega el que hizo brotar los
primeros olés de la tarde, tras dominar el molesto cabeceo de su
huidizo oponente, dejando varias tandas de naturales, breves pero tan
intensas que fueron dignas merecedoras del apéndice con el que se premió
su actuación, idéntica recompensa a la obtenida en el segundo de su
lote, otro rajado ejemplar de Murube al que recetó un excelso quite por
ajustadas chicuelinas, para con la muleta imponerse en una faena
voluntariosa, en la que sobresalieron dos tandas por el pitón derecho y
una al natural.
Puerta de Córdoba para Juan Ortega que era
acompañado en su salida a hombros por Pablo Aguado, que literalmente
arrancó dos orejas al que cerraba plaza tras una faena de muleta de
mucho peso y solvencia, en la que el sevillano mostró también sus dotes
de lidiador. No en vano, los primeros compases sirvieron para atemperar
la brusca embestida de su antagonista, al que finalmente consiguió
Aguado «meter en la canasta» tras una poderosa tanda con la derecha que
puso los tendidos a hervir, a la que siguió otra por el izquierdo para
volver nuevamente al pitón contrario, concluyendo su actuación con unos
doblones de rebosante elegancia.
En su primero, al que
también lanceó con gusto con el capote, Aguado tuvo que dosificar las
escasas condiciones del ejemplar de Murube, al que toreó por ambos
pitones siempre a media altura, destacando varias tandas con la derecha y
algún pase suelto cuando toreó al natural.
Completaba el
cartel Morante de la Puebla, que arrancó la tarde ante un animal muy
parado con el que, pese a intentarlo, desistió a las primeras de cambio.
En su segundo, con el que rugieron los tendidos en el saludo capotero,
Morante lo puso todo de su parte ante otro rajado animal, dejando para
el recuerdo un ramillete de pases sueltos, marca de la casa, en una
faena sin continuidad.
1 comentario:
Con perdón. Habia tres cuartos de entrada sobre el aforo permitido.
Publicar un comentario