Ganado: tres toros de Torrehandilla (primero, cuarto y sexto) y otros tres de Torreherberos (segundo, tercero y quinto), misma cada ganadera, bien presentados, a excepción del anovillado tercero, muy justos de fuerzas y colaboradores, en líneas generales.
Canales Rivera: cuatro pinchazos y cinco descabellos
(saludos desde el tercio); pinchazo y media estocada trasera (oreja).
Miguel Ángel Perera: estocada (dos orejas); pinchazo y
estocada (oreja).
Cayetano: estocada tendida (dos orejas); estocada tendida
(dos orejas).
Plaza: Monumental Coso de Las Canteras (Priego). Algo menos
de media entrada en tarde de calor. El festejo daba comienzo con 15 minutos de
retraso, según se anunció por megafonía por el mismo presidente del festejo, "por
las grandes colas de aficinados que había en taquilla adquiriendo entradas
para acceder a la plaza".
Un total de ocho orejas y una doble salida a hombros fue el
resultado numérico del festejo celebrado ayer en Priego, que tras el batacazo
del pasado año, acogía nuevamente una corrida de toros con motivo de su Feria
Real. Tal vez esa pueda ser la primera y más positiva valoración de lo acaecido
ayer en el Monumental Coso de las Canteras, toda vez que siguen siendo muchos los
aficionados que aún no han recuperado el importe de las localidades de aquel
festejo, por lo que la escasa media entrada que registraban los más que
centenarios tendidos puede considerarse hasta un éxito, aunque el empresario
seguro que opinará todo lo contrario, habida cuenta del caché de dos de los
acartelados.
Pero superado el fantasma de las dudas a la hora de pasar
por taquilla, donde se vendieron poco más de 1.200 localidades según fuentes
cercanas a la empresa, en el patio de cuadrillas se cocía otro escollo que hubo
que superar a prisa y corriendo, ya que
el quirófano no había pasado la oportuna revisión, por lo que no podía ser
utilizado, algo que se sabía desde hace más de un año y que incluso en septiembre
de 2018 generó un intenso cruce de declaraciones entre el partido de la oposición,
por aquel entonces el PP, y el equipo de gobierno, llegándose incluso a pedir
la dimisión de la edil de Festejos por, entre otras, esta cuestión. De ahí que
sin el quirófano operativo, lo que impedía la celebración del festejo, se tuvo
que instalar a toda prisa una enfermería de campaña por parte de Cruz Roja en
el patio de cuadrillas, aunque por la megafonía se anunciaban largas colas en
taquilla que obligaban a retrasar el inicio del festejo quince minutos. Habrá que
preguntar a la empresa si las colas eran tales, porque desde ese mismo momento,
por las bocanas de los tendidos no apareció un alma…
Así que una vez roto el paseíllo, muchos respiraron
tranquilos porque se había conseguido que volviera a celebrarse un festejo
taurino, algo que, queda dicho y visto lo visto, ya puede catalogarse como un
rotundo éxito.
En lo que al desarrollo del mismo se refiere, el ganado
condicionó en gran medida la actuación de los tres espadas, demostrando unos y
otros el oficio que atesoran y sorprendiendo grátamente Canales Rivera, que
pese a no vestirse de luces muy a menudo, dejó algunos detalles dignos de
mención pese a contar con el lote menos colaborador y emborronar lo que podría
haber sido un triunfo por su pésimo uso de la espada, particularmente en el que
abría plaza, al que muleteó con mucha suavidad y temple, siempre con el engaño
a media altura ya que cada vez que bajaba la mano, el ejemplar de Torrehandilla
daba de bruces en el suelo. Similar planteamiento tuvo Canales en el segundo de
su lote, en otra faena de enfermero aunque en esta ocasión estuvo más acertado
con el estoque, lo que hizo que una generosa oreja fuese a su esportón.
Por su parte, Miguel
Ángel Perera dio en sus dos toros sobradas muestras del poderío que atesora con
el capote y el temple de una muleta que maneja con una exquisita suavidad, unas
veces aprovechando el viaje del toro y otras metiéndolo en los engaños a base
de suaves tandas con las que limó la áspera embestida del primero de su lote, pulseando
con mucha naturalidad cada parón de su oponente y mostrándose muy efectivo en
la suerte suprema. En el quinto, uno de los mejores presentados del encierro,
junto al que cerraba plaza, destacó el trasteo a pie juntos en la raya de
picar, y varias tandas con la izquierda en las que exigió más de la cuenta a su
oponente, que dijo basta y se rajó por completo. Otra estocada de libro y otra
oreja, que sumó a las dos conseguidas en su primero, rubricando una buena
actuación del diestro del diestro extremeño en Priego, que salía a hombros
acompañando a Cayetano, que a la postre resultó el triunfador numérico del
festejo tras dos faenas de corte similar, mucho más rotunda la primera, con un
cambio de mano antológico y varias tandas con la derecha y trincherazos de
muchos quilates, aprovechando las cualidades del mejor toro del encierro aunque
el más escurrido de peso y aspecto de novillo. En el que cerraba plaza, en el
que devolvía el brindis a su primo Canales Rivera, tal vez con menos rotundidad
que en su primero, Cayetano volvía a estructurar su faena por el pitón derecho,
aprovechando en este caso el viaje del toro, que por el izquierdo bajó muchos
enteros. Tras otra buena estocada, otras dos orejas para el menor de los
Rivera, gracias a unos tendidos contagiados por la alegría de esa vuelta de los
toros a Priego y volver a contar en su Feria Real con la llamada fiesta nacional.
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